Evangelio de hoy 24 de abril, 2024

Celebración de hoy

 San Fidel de Sigmaringa Fraile Predicador martirwebp

San Fidel, Fraile predicador y mártir: Abogado de los pobres

San Fidel de Sigmaringa es conocido como el abogado de los pobres, lo dejó todo para hacerse un Fraile capuchino y dedicarse a la predicación: Murió mártir

Hechos 12,24-13,5a.

La Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: «Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado». Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Palabra de Dios.

Salmo 67(66):

«¡Oh Dios, que te alaben todas las naciones!» (R)

Que Dios se apiade de nosotros y nos bendiga; que haga brillar su rostro sobre nosotros. Que tu camino sea conocido en la tierra; entre todas las naciones, tu salvación. /R.

Que las naciones se alegren y exulten, porque tú gobiernas a los pueblos con equidad; a las naciones de la tierra las guías. /R.

Que los pueblos te alaben, oh Dios; que todos los pueblos te alaben. ¡Que Dios nos bendiga, y que todos los confines de la tierra le teman! /R.

Juan 12,44-50.

En aquel tiempo, Jesús exclamó: «El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas. Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo cómo el Padre me lo ordenó». Palabra del Señor.

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