Evangelio de hoy 30 de abril, 2025

Celebración de hoy

Santa María de la Encarnación, Mística: Patrona de las Ursulinas

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Santa María de la Encarnación Guyart Martin difundió el Evangelio entre los indígenas, aprendió su lengua y les explicó el Catecismo y el amor a Dios

Coronilla a la Misericordia

 Coronilla a la Divina Misericordia de Hoy Miércoles y Consagración

Coronilla a la Divina Misericordia de Hoy Miércoles y Consagración

Nos encomendamos a la protección y cuidado paternal de San José, protector de toda la Iglesia. Oramos por tus intenciones

Lecturas del día

Maria, hoy se nos presenta parte del diálogo con Nicodemo, y nos ofrece una de las declaraciones más profundas de la Escritura: Dios no vino a condenar, Dios vino a salvar.

Presta atención a las lecturas de hoy.

Hechos 5,17-26.

En aquellos días, se levantó el Sumo Sacerdote con todos sus partidarios, es decir, los de la secta de los saduceos. Llenos de envidia, hicieron arrestar a los Apóstoles y los enviaron a la prisión pública. Pero durante la noche, el Ángel del Señor abrió las puertas de la prisión y los hizo salir. Luego les dijo: «Vayan al Templo y anuncien al pueblo todo lo que se refiere a esta nueva Vida». Los Apóstoles, obedeciendo la orden, entraron en el Templo en las primeras horas del día, y se pusieron a enseñar.

Entre tanto, llegaron el Sumo Sacerdote y sus partidarios, convocaron al Sanedrín y a todo el Senado del pueblo de Israel, y mandaron a buscarlos a la cárcel. Cuando llegaron los guardias a la prisión, no los encontraron. Entonces volvieron y dijeron: «Encontramos la prisión cuidadosamente cerrada y a los centinelas de guardia junto a las puertas, pero cuando las abrimos, no había nadie adentro». Al oír esto, el jefe del Templo y los sumos sacerdotes quedaron perplejos y no podían explicarse qué había sucedido. En ese momento llegó uno, diciendo: «Los hombres que ustedes arrestaron, están en el Templo y enseñan al pueblo». El jefe de la guardia salió con sus hombres y trajeron a los Apóstoles, pero sin violencia, por temor de ser apedreados por el pueblo

Salmo 34(33):

El Señor escucha el clamor de los pobres. (R)

Bendeciré al Señor en todo momento; su alabanza estará siempre en mi boca. Que mi alma se gloríe en el Señor; los humildes me oirán y se alegrarán. /R.

Glorificad conmigo al Señor, ensalcemos juntos su nombre. Busqué al Señor, y él me respondió, y me libró de todos mis temores. /R.

Contémplenlo para que estén radiantes de alegría, y sus rostros no se sonrojen de vergüenza. Cuando el pobre clamó, el Señor lo oyó, y de toda su angustia lo salvó. /R.

El ángel del Señor rodea a los que le temen y los libra. Gusten y vean qué bueno es el Señor; dichoso el hombre que se refugia en él. /R.

Juan 3,16-21.

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios. Palabra del Señor.

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