Evangelio de hoy domingo, 3 de agosto, 2025

Celebración de hoy

Santa Lidia, Madre, Comerciante y Discípula de San Pablo



Santa Lidia de Tiatira y su familia fueron los primeros en Europa en convertirse al cristianismo, ella y su familia fueron bautizados por San Pablo Apóstol

Lecturas del día

1° lectura: Eclesiastés 1,2; 2,21-23.

Vanidad de vanidades, dice el Predicador. Vanidad de vanidades. Todo es vanidad. Porque así es que un hombre que ha trabajado con sabiduría, hábilmente y con éxito, debe dejar lo que es suyo a alguien que no se ha esforzado en absoluto por ello. También esto es una vanidad y una gran injusticia, pues ¿qué gana con todo el trabajo y el esfuerzo que ha realizado bajo el sol? ¿Qué gana con todos sus días laboriosos, sus preocupaciones de oficina, sus noches inquietas? Esto también es vanidad.

Salmo 90(89): Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. (R).

Vuelves a los hombres al polvo y dices: «Volved, hijos de los hombres». Para tus ojos, mil años son como el día de ayer, vienen y se van, no son más que un reloj en la noche. /R.

Tú barres a los hombres como un sueño, como la hierba que brota por la mañana. Por la mañana brota y florece; al atardecer se marchita y se marchita. /R.

Haz que conozcamos la brevedad de nuestra vida, para que adquiramos sabiduría de corazón. Señor cede. ¿Es tu cólera eterna? Ten piedad de tus siervos. /R.

Por la mañana, llénanos de tu amor; nos alegraremos y nos regocijaremos todos nuestros días. Que el favor del Señor sea sobre nosotros: da éxito a la obra de nuestras manos. /R.

2° lectura: Colosenses 3,1-5.9-11.

Hermanos y hermanas: Ya que habéis sido devueltos a la verdadera vida con Cristo, debéis buscar las cosas que están en el cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pensad en las cosas del cielo y no en las de la tierra, porque habéis muerto, y la vida que tenéis está escondida con Cristo en Dios. Pero cuando Cristo se manifieste, y él es tu vida, tú también te revelarás en toda tu gloria con él. Por eso debéis matar todo lo que en vosotros pertenece solo a la vida terrenal: la fornicación, la impureza, la pasión culpable, los malos deseos y, sobre todo, la avaricia, que es lo mismo que adorar a un falso dios; y no os digáis nunca mentiras. Os habéis despojado de vuestro viejo comportamiento con vuestro viejo yo, y os habéis revestido de un nuevo yo que progresará hacia el verdadero conocimiento cuanto más se renueve a imagen de su creador; y en esa imagen no hay lugar para la distinción entre griego y judío, entre circuncidado o incircunciso, o entre bárbaro y escita, esclavo y hombre libre. Solo existe Cristo: él es todo y está en todo.

Evangelio: Lucas 12,13-21.

En aquellos días, un hombre de la multitud le dijo a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?». Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas». Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: «¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha». Después pensó: «Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes, y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida». Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?». Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios». Palabra del Señor.

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