Celebración de hoy
Santa Clara de Asís, Discípula de San Francisco: Fundadora
Coronilla a la Misericordia
Lecturas del día
1° lectura: Deuteronomio 10,12-22.
Moisés dijo al pueblo: Israel, ¿qué te pide el Señor, tu Dios? Solo esto: que temáis al Señor vuestro Dios, que sigáis todos sus caminos, que le améis, que sirváis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que guardéis los mandamientos y las leyes del Señor que hoy os prescribo para vuestro bien. «Al Señor tu Dios pertenecen ciertamente los cielos y el cielo de los cielos, la tierra y todo lo que ella contiene; pero fue en tus padres en quienes el Señor puso su corazón por amor a ellos, y después de ellos de todas las naciones eligió a sus descendientes, vosotros mismos, hasta el día de hoy. Circuncidad, pues, vuestro corazón, y no os obstinéis más; porque el Señor vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el gran Dios, triunfante y terrible, nunca parcial, jamás sobornable. Él es quien hace justicia al huérfano y a la viuda, quien ama al forastero y le da de comer y de vestir. Amad, pues, al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Al Señor, tu Dios, debes temer y servir; a él debes aferrarte; en su nombre debes prestar juramento. A él debes alabar, él es tu Dios: por ti ha hecho estas cosas grandes y terribles que has visto con tus propios ojos; y aunque tus padres eran solo setenta cuando bajaron a Egipto, el Señor tu Dios te ha hecho tan numeroso como las estrellas del cielo».
Salmo 147: Alaba al Señor, Jerusalén. (R)
Alaba, Señor, Jerusalén, Sión, ¡alaba a tu Dios! Él ha fortalecido los cerrojos de tus puertas, ha bendecido a los niños que están dentro de ti. /R.
Él estableció la paz en tus fronteras, él te alimenta con el mejor trigo. Él envía su palabra a la tierra y rápidamente ejecuta su mandato. /R.
Él da a conocer su palabra a Jacob, a Israel, sus leyes y decretos. No ha tratado así a otras naciones, no les ha enseñado sus decretos. /R.
Evangelio: Mateo 17,22-27.
En aquellos días, mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará». Y ellos quedaron muy apenados. Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?». «Sí, lo paga», respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». Y como Pedro respondió: «De los extraños», Jesús le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti». Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
