Celebración de hoy
Santa Edith Stein, Religiosa Mística y Mártir del régimen nazi
Lecturas del día
1° lectura: Deuteronomio 6,4-13.
Moisés dijo al pueblo: «Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Que estas palabras que hoy te exhorto queden escritas en tu corazón. Las repetirás a tus hijos y se las repetirás tanto cuando estés en tu casa como cuando andes fuera, cuando te acuestes o cuando te levantes; las pondrás en tu mano como una señal y en tu frente como un collar; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas. Cuando el Señor te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob, que te daría, con ciudades grandes y prósperas que tú no has construido, casas llenas de bienes que tú no has provisto, pozos que tú no has cavado, viñas y olivos que tú no has plantado, cuando hayas comido de ellos y te hayas saciado, cuida de no olvidarte del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. Al Señor tu Dios debes temer, a él debes servir, por su nombre debes jurar».
Salmo 18(17): Te amo, Señor, mi fuerza. (R)
Te amo, Señor, mi fuerza, mi roca, mi fortaleza, mi salvador. /R.
Mi Dios es la roca donde me refugio; mi escudo, mi poderoso auxilio, mi baluarte. El Señor es digno de toda alabanza, cuando lo invoco me salva de mis enemigos. /R.
¡Larga vida al Señor, mi roca! Alabado sea el Dios que me salva, ha dado grandes victorias a su rey y ha mostrado su amor a su ungido. /R.
Evangelio: Mateo 17,14-20.
En aquellos días, cuando se reunieron con la multitud, se le acercó a Jesús un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar». Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí». Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento quedó curado. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes». Palabra del Señor.
